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El milagro del Amor


El amor es el único milagro. El amor es la escalera del infierno al cielo. Habiendo aprendido a amar, lo has aprendido todo. Si no has aprendido a amar, has desperdiciado toda tu vida. La gente que hace preguntas sobre Dios, en realidad no están preguntando sobre Dios; más que preguntar, están declarando que no han conocido lo que es el amor. Uno que conoce el amor, ha conocido al amado; el amor es la visión del amado. Uno que hace preguntas sobre la luz, simplemente revela que está ciego. Uno que hace preguntas sobre Dios, simplemente revela que su corazón no ha florecido en el amor.

Nunca preguntes sobre Dios. Si no puedes verle, eso simplemente demuestra que no tienes ojos para ver; si no puedes oírle, eso simplemente revela que eres sordo; si no puedes tocarle, eso simplemente revela que no tienes manos, que no tienes sensibilidad alguna. Dios no es el problema, Dios no puede ser el problema. Dios no está muy lejos; Dios está aquí y ahora. Todo lo que existe, existe en Dios y es Dios. Así pues, ¿cómo puede ser Dios el problema? No has de buscar a Dios porque ¿dónde Le buscarás? Está en todas partes. Simplemente has de aprender a abrir tus ojos al amor. Una vez el amor haya penetrado en tu corazón, encontrarás allí a Dios. El amado reside en el estremecimiento del amor; en la visión del amor, se encuentra la visión de Dios.

Así, pues, Dios es la única y verdadera alquimia interior: transforma tu vida mundana en divina. Y te digo que es la única alquimia porque cambia el burdo metal en oro. Sin amor la vida es aburrida, gris, sin color, sin canciones, sin celebración. Uno se va arrastrando y sólo espera la muerte: la muerte vendrá para liberarte de tu perpetua pesadez. El amor aporta color: lo gris, de repente, se transforma en un arco iris explotando en mil y un colores y la monotonía y el aburrimiento se convierten en psicodelia. El amor cambia por completo la atmósfera de tu ser interior. Y a través de ese cambio, toda la existencia es cambiada. Exteriormente no cambia nada, pero una vez te encuentras lleno de amor tienes ante ti una existencia totalmente distinta.

Dios y el mundo no son dos cosas: es la única existencia. Solamente hay una existencia: vista sin amor, parece materialista. Vista con amor, Dios se asemeja al mundo, al samsara. Visto a través del amor, el mundo es transformado, transfigurado… y el mundo se convierte en divino.

Sí, entonces aparece la música. Cuando el amor ha surgido, entonces suceden los milagros: ante tu vista aparece la música; en el sonido surge un luminoso silencio. El amor es mágico. Y toda la enseñanza de Kabir es la del amor. Él llama al amor “la divina melodía”. El corazón, vibrando de amor, se convierte en una flauta en los labios de Dios… y nace una canción. Esa canción es la religión.

La religión no tiene nada que ver con iglesias, templos, o rituales. La religión nace solamente cuando alguien vibra de amor. Todos hemos de dar a luz una religión y a menos que hayas dado a luz en ti a una religión, no eres religioso. No puedes ingresar en una organización y volverte religioso. Recuérdalo: la religión no es una organización a la que puedes pertenecer. Para ser religioso has de haber alumbrado la religión en tu centro más interior, en tu mismísimo centro. Solamente cuando allí surge la religión, solamente entonces eres religioso. La religión no nace volviéndote cristiano, sino convirtiéndote en un Cristo; no nace convirtiéndote en budista, sino llegando a ser un Buda. 

Cuando naces al amor, la religión nace en ti y toda tu vida se convierte en una melodía, en una hermosa canción. Y entonces te sorprenderá descubrir que no hay nada que esté mal; todo encaja. Ahora, no hay nada que encaje. Ahora mismo estás en un lío; ahora mismo eres pura anarquía; ahora mismo eres sólo un tumulto, corriendo en todas direcciones, desintegrándote, deshaciéndote en piezas; ahora mismo no eres más que angustia, agonía. Una vez nace el amor, tienes un centro. Una vez nace el amor, estás centrado y todo se armoniza en ese centro. Te conviertes en una orquesta, en una bella melodía. Estaba escondida en ti; has de sacarla al mundo; aún no se ha manifestado. Kabir dice: “Manifiéstala, deja que tu amor se manifieste”. En esa manifestación encontrarás tu oración.

Osho

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